Coleccionar también es una práctica artística

Toni Álvarez de Arana

Desde el MAP nos sentimos muy afortunados de poder iniciar nuestro camino presentando una exposición como esta. Por distintos motivos.

El primero es la confianza depositada por Guy Ferrer al ceder una parte importante de su colección personal para mostrarla al gran público. Se trata de un trabajo construido a lo largo de los años, con el único deseo de dar luz a lo que está ocurriendo en el continente que lo vio nacer, de devolver todo lo recibido cuando dejó su Argelia natal.

El segundo motivo es la posibilidad de mostrar de forma conjunta una cuidada selección de artistas africanos en Palafrugell. No solo por su relevancia artística, sino también por la oportunidad que representa para una parte de la población, de origen africano, de disponer de un espacio de arte en el que verse reflejada, identificada y escuchada.

Todo ello gracias a creaciones directas y contundentes, que no dudan en señalar la herida y que, al mismo tiempo, nos muestran con orgullo un arte nacido de la carencia, de la necesidad de contar y del deseo de un mundo más justo para todas las personas. Un arte vivido, real, que no necesita justificación literaria para conmovernos. Un arte que, lamentablemente, desde nuestro mundo occidental, cada vez sentimos más lejano.

El tercer motivo es la oportunidad que nos ofrece una exposición como esta de poner en valor el hecho de coleccionar. Convertirse en garante de los artistas que has elegido, apostar por su trabajo, comprar sus obras, es la mejor forma de apoyarlos.

Es algo que ocurre en África, pero también en el Empordà. Entendemos al coleccionista como una pieza esencial dentro de una cadena que empieza con el artista. Por eso queremos contar también con su presencia en nuestra muestra de arte, incluir su mirada y entender el hecho de coleccionar como una práctica artística en sí misma.

Una persona que dedica su tiempo y esfuerzo al arte, sin la cual corremos el riesgo de que los artistas acaben dependiendo exclusivamente de las instituciones y de posibles encargos, perdiendo así la libertad creativa que es inherente a toda creación.